PREPARADOS... NINJAS... ¡¡¡ACCIÓN!!!
La verdad es que, como si de una película se tratase, todos los alumnos seguían un único guión: el que marcaba el Shihan Juan Manuel Serrano, el maestro de Elche recién llegado de Japón donde le ha sido otorgada la Medalla de Oro de las Artes Marciales Bujinkan e impuesta por el último Gran Maestro Ninja vivo, el Sôke Masaaki Hatsumi.
A veces, me contaban algunos de los alumnos, la gente cree que lo que hacen es una coreografía, como en la lucha libre. Que los golpes y moratones están pintados, que la sangre que brota de algunas brechas es tomate... Puedo asegurar, con total certeza pues lo he vivido en primera persona, que los golpes son reales, las heridas son reales, la sangre es real. Ellos siempre toman precauciones en cuanto a la distancia (parece mentira que en tan poquitos metros cuadrados quepa tanta gente con katanas y generalmente ni se toquen) y la fuerza a ejercer, pero el límite que separa marcar un ejercicio de hacer daño es tan delgado que no se pueden evitar ciertas "heridas de guerra". Pero eso, lejos de amilanarles, les hace más fuertes. Porque están hechos de otra pasta, porque aprenden con el mejor, porque quieren avanzar... porque son ninjas.
La mañana del domingo comenzaba fuerte: entrenamiento sobre césped en una zona de semisombra con armas reales. La katana fue la protagonista de esta primera parte del entrenamiento donde se pudo aprender desde la etiqueta más formal a aplicar (forma de entregar la katana, de revisarla ante la persona que te la ofrece, etc) hasta formas avanzadas de desenvainarla, golpear y cortar al enemigo. En definitiva, los mil y un trucos y técnicas para salir victorioso del combate:
Del agotador entrenamiento con katana (pues la temperatura, a pesar de salir un poco nublado, iba creciendo) pasamos a algo más llevadero: el entrenamiento en la piscina de Las Lomas. Pero no es oro todo lo que reluce: aquí, además de refrescarse y, por supuesto, disfrutar del agua y la compañía, pudieron sentir también el agobio de tener que nadar atados de manos y/o pies, de sentir la falta de aire en los pulmones, del cansancio extremo de luchar en el agua, del equilibrio necesario para realizar movimientos sobre espacios reducidos y de la serenidad imprescindible para entrar en el agua sin hacer ruido:
Tras la piscina, llegó el turno del lago. Un lago con suelo resbaladizo, agua verdosa con olor a llevar tiempo estancada y peces nadando por el fondo. Pero nada amilana a estos aguerridos guerreros, que subidos a los kayaks y remo en mano se dispusieron no solo a dar un plácido paseo por el lago sino a luchar y a sumergirse en sus fétidas aguas. La verdad es que por sus caras y las risotadas que se podían escuchar, disfrutaron de lo lindo, pero como podéis ver por las fotos también hubo aquí entrenamiento:
Por último y antes de la barbacoa final, quedaba un apartado importante: los exámenes sorpresa en los que varios alumnos consiguieron subir de grado gracias al fantástico entrenamiento recibido y a su arrojo a la hora de realizar los ejercicios propuestos (y a veces ni siquiera propuestos, como evadirse de un ataque por sorpresa y conseguir reducir a los múltiples atacantes). Entrega de diplomas y certificados, muchas sonrisas, abrazos, alguna que otra lágrima de emoción y, ante todo, la sensación del trabajo bien hecho, de estar entre amigos y de sentir que he tenido el honor de compartir con ellos un día importante y redondo. Gracias de corazón.